Estar en la inopia

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
Estar en la inopia

No, no me estoy refiriendo a nuestros dirigentes políticos, aunque podría hacerlo a la vista de lo que han “logrado” en los último años. Ellos tampoco parece que se enteren de nada, pero creen que realmente saben lo que hacen.

Me refiero en realidad a la situación insostenible que vivimos por culpa de los medios de comunicación desde hace mucho tiempo. A todas horas nos bombardean con noticias alarmistas sobre la situación económica, la prima de riesgo, las cifras del paro, la corrupción política, los desmanes hechos en nombre del pueblo pero en contra de éste…

Me despierto por las mañanas con la radio a las 7 en punto para enterarme de cómo va el mundo. En los últimos años la he ido cambiando de dial cada poco tiempo, abrumado por las **noticias alarmistas, tendenciosas, cortas de miras y Orwellianas **que emiten sistemáticamente. Todavía no encuentro una emisora que me guste (y los programas despertador son insoportables). Los noticiarios televisivos están todos cortados por el mismo patrón, sólo cambia un poco el sesgo político. De la prensa escrita mejor no hablar: parece que vivimos en países diferentes según a quién leas, eso sí, en todos la cosa va francamente mal. **Hasta en las redes sociales **algunos “amigos” se dedican a inundarnos de noticias negativas. Últimamente no puedo ni entrar a Facebook por culpa de un par de ellos.

El problema no es sólo la saturación de noticias negativas. Es el alarmismo que se les imprime, esté justificado o no. Y es un problema porque esta inundación de “mal rollo” afecta profundamente a las personas, incluso a aquellas que en realidad no tienen motivos para sentirse de esa forma. Todos andamos más angustiados, con peor carácter y se nota en general una peor predisposición para todo. Por supuesto gastamos menos aunque podamos permitírnoslo, se aprieta a los proveedores aunque realmente no sea necesario, se recortan gastos… y se crea un círculo vicioso que hace que todo aún vaya a peor.

Simular la felicidad

La psicología propioceptiva arguye que las acciones que normalmente se derivan de un sentimiento funcionan también en sentido contrario, esto es, que realizando dichas acciones podemos conseguir el sentimiento que se les asocia. Me explico: si estás feliz esbozas una sonrisa. Pues bien, según esta rama psicológica, si pones la misma mueca que cuando sonríes acabas por estar feliz (o al menos más feliz que antes). Y lo mismo pasa con otros sentimientos y acciones. Estas teorías están fundamentadas en estudios psicológicos realizados desde finales de los años 80 hasta la actualidad, que demuestran este efecto en multitud de situaciones.

El estudio más conocido de la disciplina, “Keep smiling: Enduring effects of facial expressions and postures on emotional experience”, referenciado en muchos sitios, lo realizaron en 2003 Simone Schnall y James D. Laird de la universidad Clark de Worcester, USA. En éste se ponía a los sujetos a realizar tareas aburridas y repetitivas como sumar números. A unos grupos se les pedía que al mismo tiempo sujetaran entre dientes un lápiz transversalmente pero sin tocarlo con los labios. A otros que sujetaran un lápiz perpendicularmente con los labios pero sin tocarlo con los dientes tampoco. Esto forzaba que los primeros esbozaran, sin ser conscientes, un rictus parecido al que tenemos cuando estamos sonriendo, y los otros por el contrario se veían obligados a poner un gesto similar al del enfado (por algo se le llama coloquialmente “estar de morros”). Los del primer grupo valoraban sistemáticamente la dificultad de la tarea como más fácil de llevar, y los de la cara de enfado la consideraban difícil y tediosa.

Muchos otros experimentos muestran resultados parecidos con emociones y gestos diferentes: seguir objetos de arriba a abajo (gesto afirmativo en todas partes excepto en Bulgaria) y de lado a lado, hacer algo presionando al mismo tiempo una mesa por la parte de abajo (abrazar) o por la parte de arriba (rechazar)…

Aunque te sientas ridículo, haz la prueba de sujetar el lápiz entre los dientes: suele funcionar muy bien para sentirse mejor 😃

Un mundo feliz normal

La conclusión de todo esto, aunque pueda parecer evidente, es que un primer paso para sentirnos mejor, realizar tareas con mayor predisposición, o salir del maldito pozo en el que nos han metido unos cuantos, es cambiar la cara. Y para eso necesitamos la ayuda de los medios de comunicación.

Por muy buena actitud que alguien pueda tener, si por sistema se le machaca la moral con mensajes negativos, no puede mantenerla en modo alguno.

No estoy diciendo que se deba ocultar la realidad. Tampoco abogo por el proverbial soma de “Un mundo feliz” de Huxley (“Todas las ventajas de la cristiandad y el alcohol; ninguno de sus defectos”). Lo único que me gustaría solicitar es que nos dejen vivir algo más tranquilos. Que se den las noticias con un tono más neutro, menos alarmista, valoradas en su justa medida. Que se destaquen también las noticias positivas, que siempre las hay. Que se normalice el tono de las cosas, en resumen.

Sé que hay mucha gente pasándolo mal, con todos los miembros de la familia en el paro, sin un euro en el bolsillo o sin nada que comer. Es imposible que alguien así pueda tener buena actitud por mucho que cambien los mensajes. Pero lo que también es indudable es que los que todavía tenemos la suerte de tener un trabajo y por lo tanto podemos levantar un poco la economía gastando, a los que se nos ofrece la posibilidad de tratar de ser un poco más felices y contagiar este estado de ánimo, se nos bloquea a través de ese maldito campo de negatividad que nos rodea a todas horas.

Si se nos deja vivir un poco más tranquilos seguro que podemos poner remedio a todo esto mucho antes (aunque, como ya he dicho en otras ocasiones, hay que acostumbrarse a que las cosas no volverán a ser como fueron).

“Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.”

François de la Rochefoucauld

En los tiempos que corren es mejor vivir en la inopia, que no es otra cosa que evitar la tercera de esas ignorancias.

Remedio para la tristeza - Gerhard Haderer Lámina creada por el ilustrador austriaco Gerhard Haderer. La señora de la derecha ¿no se parece un poco a la Merkel? 😉

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