El error de convertir tu hobby en tu profesión
Nota: antes de nada, voy a intentar aclarar una cosa a ver si lo consigo: este es mi blog personal. En él cuento lo que me parece, de la manera que me parece y por supuesto desde mi punto de vista. Este blog no persigue nada, no es un instrumento de nada ni pretendo nada con él más que escribir algo que guste, que siempre ha sido una de mis aficiones (y hace tiempo que he empezado a perder como tal). Pero no soy un "gurú", ni pretendo serlo, ni tengo ganas ni necesidad. Por ello, este artículo no es más que mi experiencia y mi opinión personal, sin ánimo de otra cosa que escribir algo interesante que le pueda gustar a otra gente. No pretende "robarle los sueños a nadie" ni ninguna otra gilipollez por el estilo. Así que, si caes aquí por casualidad, tomátelo como lo que es: mi experiencia y punto de vista personales e intransferibles, que no tiene por qué coincidir con los tuyos. Si no estás de acuerdo y quieres comentar, me parece muy bien, pero arguméntalo como hago yo y sobre todo trata de ser respetuoso. Gracias.
El trabajo, más allá de proporcionarte una forma de vida, es una dimensión fundamental de la persona. Por desgracia muchos no tienen la oportunidad de trabajar, ni siquiera en el sentido más peyorativo de la palabra, es decir, como mera forma de subsistencia. Pero los que tienen la suerte de tener un trabajo, muchas veces se quejan constantemente por todos los problemas que lo rodean.
Lo cual es lógico: como toda actividad humana, el trabajo no está nunca exento de problemas, pero a diferencia de otras actividades se trata de una obligación muy difícil de eludir. Por eso nos quejamos. Piensa en tus amigos cercanos que tienen trabajo y más o menos lo han tenido siempre, y estoy seguro de que una amplia mayoría se queja mucho del suyo, por muy bueno que te parezca a ti desde fuera.
Se atribuye a Confucio (yo creo que erróneamente) la siguiente cita:
Encuentra una ocupación que ames, y no tendrás que trabajar en toda tu vida.
Parece de puro sentido común: si amas lo que haces te resultará mucho más fácil sacarlo adelante, dedicarle horas y, por supuesto, hacerlo bien. Sin embargo, encontrar una actividad que te llene y que te reporte satisfacciones además de procurarte una forma de ganarte la vida, es una gran suerte que pocas personas poseen. ¿Por qué?
Haciendo lo que te gusta
Imagínate que eres coleccionista de sellos. Te apasiona conocerlos, buscarlos en los rastros, por Internet o cuando vas de viaje por el extranjero. Incluso has conseguido añadir ya unos cuantos sellos valiosos a tu colección comprándolos muy baratos a gente que no sabe del tema y se quiere deshacer de cosas viejas.
Al mismo tiempo tu trabajo, como todos los trabajos, tiene algunos problemas: no te motiva tanto como antes, siempre hay imbéciles que te amargan (sean compañeros, jefes o clientes), a lo mejor ya no te supone un reto...
De repente "te acuerdas de Confucio" y te das cuenta de que si te lo montas bien podrías vivir de tu gran afición filatélica. ¿Por qué no? Eres un experto en estampitas y matasellos, hay muchos locos del tema en el mundo dispuestos a pagar por información y sellos, y gracias a Internet cualquier mercado de nicho está al alcance de la mano. Es un negocio viable. Seguramente no te harás rico, pero te ganarás la vida dignamente y, sobre todo, podrás hacer todo el día lo que antes sólo te era posible en tu tiempo libre. ¡Sensacional!
Cambia la filatelia por cualquier otra cosa que te apasione: fotografía, vela, entrenar a deportistas, cuidar niños, diseñar joyas... Casi cualquier cosa.
Seguro que durante los primeros meses estarás en una nube y encantado con tu decisión. Pero con gran probabilidad, al cabo de unos años, y aunque sigas ganándote la vida con ello, la decisión no te parecerá tan buena.
Tapando la válvula de escape
Un hobby es algo que hacemos porque nos gusta, nos apetece y nos divierte. Por regla general es algo que se nos suele dar bien y que, de un modo u otro nos supone un reto personal.
Para la mayor parte de la gente, un hobby es una válvula de escape que complementa bien sus otras facetas personales y profesionales.
El problema de convertir tu hobby en tu trabajo es que, de repente, pierdes esa válvula de escape. Antes tenías un trabajo y un hobby, y ahora solo tienes una cosa: trabajo.
Un trabajo implica generar unos ingresos para poder vivir, implica hacer cosas que los demás quieren o necesitan lo cual no tiene que ser lo que tú quieres o necesitas... Y esta es una distinción muy importante.
Es posible que te siga gustando esa afición, pero ya no será lo mismo. A lo mejor desearás tener tiempo libre para practicarla pero haciendo lo que tú quieras, no lo que tienes que hacer. De todos modos, después de estar 40 0 50 horas a la semana con lo mismo, ¿vas a dedicar el fin de semana a seguir haciéndolo? Te acabarás buscando otra cosa y estarás como al principio.
Además existe otro efecto lateral que muchas veces no se ve hasta que estás metido hasta el cuello: la profesionalización extrema que existe hoy en día en casi cualquier ámbito. Si te vas a ganar la vida con lo que sea, lo más normal es que tengas bastante competencia. En la actualidad cualquier actividad es bastante compleja y técnica, da igual lo que elijas. Y para ser muy bueno en algo así hay que profesionalizarse. Un hobby, por definición, no es una actividad profesionalizada. Por ejemplo, por mucho dinero que te gastes en material de fotografía seguirás siendo un fotógrafo amateur a menos que empieces a estudiar a fondo muchas cosas: desde teoría de la luz y óptica hasta PhotoShop y multitud de cuestiones relativas al funcionamiento de las cámaras digitales. Esto puede que ya no te guste tanto. Lo de la fotografía es un ejemplo, pero puedes cambiarlo por lo que quieras: creo que el concepto se entiende. Esa actividad más aburrida y demandante con la que quizá no contabas no ayudará precisamente a crear tu trabajo ideal.
Un trabajo exige además dedicar tiempo a muchas otras cosas relacionadas: marketing, comercialización, networking, administración... sobre todo si comienzas solo como es presumible en una situación así. Ahora todas esas cosas están indefectiblemente unidas también a tu afición, que resultará sin duda perjudicada por asimilación. Mala cosa.
No siempre tiene que ser así
Está claro que no siempre tiene que ser tan negro como lo pinto. Pero lo que quiero resaltar con esta reflexión es que hay que tener cuidado con lo que se desea, y que la sabiduría popular a veces está equivocada.
Martin Luther King dijo una vez:
Si un hombre se llama barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba o Beethoven componía música o Shakespeare escribía poesía. Debería barrer las calles tan bien que todas las huestes del cielo y de la tierra se detuviesen para decir "Aquí vivió un gran barrendero que hizo su trabajo bien"
Quizá exageraba un poco. Sin embargo la dignidad que se obtiene de hacer nuestro trabajo lo mejor posible, ese afán de superación, muchas veces nos ayudará a seguir adelante en una situación laboral en la que no estamos contentos.
Y si te ves estancado y agobiado también puedes intentar muchas otras cosas. Por supuesto intentar cambiar de trabajo. Si estás encasillado quizá podrías intentar meter retos en tu día a día. Dependiendo de lo que hagas pueden ser retos intelectuales o de otro tipo. El caso es tener un horizonte que alcanzar. O también introducir si puedes nuevos aspectos en tus tareas (quizá debas hablar con tu jefe e intentar que te asigne nuevas responsabilidades que te hagan salir de tu zona de confort). Incluso podrías traerte la afición al trabajo de vez en cuando si el ambiente de la empresa lo permite (hacer fotos para el blog de la empresa, o usar uno de tus sellos raros para una idea de marketing: no tengo ni idea).
Lo que quiero decir, en definitiva, es que si tienes la suerte de trabajar y te ves atrapado por tu trabajo y acordándote todo el tiempo de tu afición, quizá deberías considerar otras opciones antes de dar el salto de convertir tu hobby en tu nueva profesión. Es importante conservar ambas cosas.
Ahora bien, si lo tienes claro: adelante, pero no digas que no te lo advirtieron 😉
Yo personalmente espero que escribir estos artículos no se convierta en mi trabajo o en una obligación perentoria...