El "Cargo Cult" de las pequeñas empresas

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
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Durante la Segunda Guerra Mundial el Océano Pacífico fue el escenario de cruentas batallas entre los japoneses y las fuerzas aliadas, especialmente estadounidenses. Una gran cantidad de islas de la zona de la Melanesia (cerca de Nueva guinea, al norte de Australia) fueron utilizadas como campamentos base para las tropas de ambos bandos. Para abastecer a los soldados solían despachar desde el aire alimentos, ropa, medicina o armas, las cuales lanzadas desde los aviones caían en ocasiones lejos de los puntos apropiados de recogida, pero también eran compartidas habitualmente con los isleños a cambio de hacer de guías o intérpretes.

La gran mayoría de estas islas estaban habitadas por tribus muy primitivas que no habían tenido contacto anterior con otras culturas. Así que la aparición de los soldados y sus pertrechos resultaron en un cambio muy importante en la vida de estas gentes.

Al terminar la guerra en 1945, los soldados abandonaron las islas y de repente dejaron de caer "cosas maravillosas" del cielo. Muchos nativos quedaron desolados, así que algunos, los más carismáticos, empezaron a desarrollar una forma de religión basada en el culto a los aviones militares que tanta bonanza arrojaban desde las alturas. Para ello intentaron imitar a los soldados, creyendo que de esta forma atraerían de nuevo a los aviones. Así que empezaron a emular el día a día de las tropas, pintándose "USA" en el pecho mientras desfilaban con palos de madera que querían ser rifles, construyeron réplicas de las pistas de aterrizaje con sus pequeñas torres de control en las que se sentaban con sus auriculares hechos con cocos, etc...

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Desfile Cargo Cult

Aunque su sistema -obviamente- nunca funcionó, si sirvió para erradicar los restos de las religiones ancestrales que perduraban en muchas de estas islas. Una lástima.

Aunque casi no quedan creyentes, los **"Cargo Cult", que es como se denominan, todavía perduran **en algunas de estas islas hoy en día. Y como veremos enseguida parece que existen en cierto modo entre muchos emprendedores.

Para saber más sobre este tipo de cultos puedes consultar aquí, aquí o aquí. Es muy interesante.

El "Cargo Cult" en la empresa

La esperanza de los fieles al "Cargo Cult" era que, por el mero hecho de replicar lo que hacían los soldados, conseguirían lo mismo que ellos. Aunque desde nuestro punto de vista occidental suene completamente ridículo tenía mucho sentido para esta gente primitiva y que no sabía nada más.

Si bien puede parecer que no es así, muchas veces nos comportamos de esa manera en las empresas. Sólo hay que considerar lo que hacen algunas PYME para conseguir aparentemente una gran profesionalidad, y que es ni más ni menos que imitar de manera absurda lo que ven hacer a las grandes empresas.

Por ejemplo:

  • A veces llamas a una empresa (que sabes perfectamente que son cuatro) y en el mensaje de la centralita te dicen, incluso, que la conversación puede ser grabada a efectos de mejorar el servicio.
  • Avisos legales grandilocuentes en el pie de los correos electrónicos.
  • Procedimientos engorrosos de registro como clientes (o como proveedores) para hacer cualquier cosa con ellas. Esto en concreto se da mucho tras la fiebre -irracional en mi opinión- de hace unos años para implantar la ISO 9000 hasta en el quiosco de la esquina.
  • Fotos en la página Web en las que se ven edificios con el logo de la empresa en la parte de arriba, como si todo el edificio fuera propio, cuando es en realidad una imagen retocada con Photoshop.

Seguro que se te ocurren muchos más ejemplos que has visto.

¿No es todo esto una forma de "Cargo Cult"? Por el hecho de imitar a las grandes empresas no vamos a convertirnos en una de ellas. De hecho sería mejor incluso actuar de manera completamente diferente a ellas, ya que las PYME tienen ventajas sobre las grandes precisamente por no tener que someterse a sus formalismos.

Pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra (y me incluyo). Cuando uno empieza con su pequeña empresa, aunque esté solo (o precisamente por eso mismo), tiene miedo. Miedo a que los clientes, descubriendo que es se trata de una micro-PYME, desconfíen y no les vayan a comprar.  Miedo de que la competencia aproveche la debilidad para atacarnos. Miedo, al fin y al cabo, de no ser más que una gota en el océano, tan insignificante y fácil de diluir. Así que imitando a las grandes compañías tenemos el confort psicológico y la vana esperanza de que legaremos a ser una de ellas.

Una PYME es un organismo económico maravilloso que la mayor parte de las veces puede ofrecer muchas más ventajas a los clientes que una gran corporación. Así que tratemos de aprovechar nuestras características diferenciales y sacarles partido. Es la única forma de salir adelante. Si nos tratamos de poner en la misma liga que las grandes llevaremos las de perder. Manteniéndonos en nuestro nivel y sacando partido a nuestras fortalezas tendremos una oportunidad.

No te conviertas en un profeso del "Cargo Cult".

Yo tardé mucho (demasiado) en darme cuenta de esto. Y es que es más difícil de lo que parece.

Nota: Por cierto, el primero que usó de manera metafórica el término  "Cargo Cult" para aplicarlo a la forma de actuar de ciertos profesionales fue el gran Richard Feynman. Se refería concretamente a cierto tipo de investigadores que a pesar de usar todos los formalismos de la ciencia (como publicar en revistas científicas), carecían de las mínimas bases para realizar una investigación honesta.

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