Artesanos del conocimiento
Hace exactamente un año en mi primer post de 2011 decía que "La crisis ya no es crisis, es la nueva realidad". Una año después me reafirmo en lo que decía entonces. Y esta nueva realidad ha traído y seguirá trayendo muchos cambios de mentalidad, por desgracia seguramente para peor en muchos casos.
En la actualidad estamos viviendo la culminación de una era y el comienzo de otra. Esta nueva era en los países industrializados se basará en el conocimiento, y estará marcada por crisis del consumo y la escasez de energía y de agua.
Este tipo de cambios en las fuerzas económicas obligan a la sociedad irremisiblemente a ir en cierta dirección. Por ejemplo, el propio Rifkin describe como la primera revolución industrial, a mediados del siglo XVIII, forzó la alfabetización de las masas. Para ser operarios eficientes de las máquinas se necesitaba que millones de personas salidas de la agricultura aprendieran a leer y escribir para transformarse en buenos operarios. Fue esto y no la ilustración lo que impulsó este cambio fundamental.
Es indudable que ahora mismo nos encontramos inmersos en un entorno que ha cambiado de manera profunda, tanto cultural como tecnológica y económicamente. No me refiero sólo a los últimos 3 o 4 años sino a un periodo más largo de casi 20 años que comenzó en los 90 y nos ha conducido al punto actual. Y este entorno nos está impulsando entre otras cosas hacia un cambio profundo en la forma de entender el trabajo.
¿Cómo puedo encontrar trabajo?
Esta es la pregunta del millón. En la actualidad la tasa de paro en España supera en mucho el 20%, siendo más del doble en el caso de los jóvenes. Por mucho que el nuevo gobierno cambie algunas leyes, "flexibilice" el mercado laboral, etc... no hay ninguna receta mágica que pueda acabar con esta situación de la noche a la mañana, en unos pocos meses o años.
Lo que se necesita es un cambio de mentalidad en la sociedad.
Trabajadores no cualificados
En primer lugar están las personas sin formación ni especialización de tipo alguno. Básicamente están condenadas a pasarlo mal. La gran mayoría de los puestos de trabajo no especializados, repetitivos y por tanto automatizables, están condenados a desaparecer. De hecho es un proceso que se está llevando a cabo a marchas forzadas desde hace medio siglo.
Por ejemplo, según datos del documental Zeitgeist, en 1949 sólo un 6% de la cosecha de algodón se hacía con máquinas. En 1972, poco más de 20 años después, el 100% ya era automática. Todos esos puestos de trabajo no especializados desaparecieron. La industria del acero de EEUU pasó de producir 77 millones de toneladas en 1982 a 120 millones en 2002. Al mismo tiempo el número de operarios pasó de 289.000 a tan solo 74.000. Es decir, con el 25% de los operarios se produce casi el doble. La tendencia es imparable.
Muchos de estos trabajadores podrán recolocarse en el sector servicios, sobre todo en el **ocio y hostelería **y también en la prestación de servicios cotidianos para otro tipo de trabajadores (fontaneros, técnicos de comunicaciones...) pero otros muchos se verán abocados al paro casi permanente.
No es la primera vez que ocurre una destrucción masiva de trabajos comunes ni será la última. En las dos revoluciones industriales anteriores ya ocurrió (con el vapor, el motor de explosión o la electricidad) y parecía el fin del mundo. Pero no lo fue, aunque una generación al menos lo pasó muy mal hasta que la sociedad se adaptó.
Trabajadores cualificados no especializados
Se necesitarán todavía durante un tiempo trabajadores cualificados. Serán los nuevos operarios, solo que en lugar de máquinas operarán ordenadores y aplicarán conocimientos técnicos estandarizados. Los salarios no serán altos y la mayoría de los puestos estarán bastante por debajo del teórico nivel de estudios que posee el trabajador. Será la nueva clase obrera de Marx.
Pero incluso estos puestos serán ocupados por máquinas en el largo plazo. Los más osados llegan a decir que hasta los cirujanos serán sustituidos por sistemas súper-especializados en la mayoría de las operaciones comunes "fácilmente" automatizables o en los diagnósticos cotidianos.
Además en esta nueva realidad económica las empresas querrán cada vez disponer de menos trabajadores en plantilla de manera permanente. Únicamente los puestos necesarios, los clave y aquellos menos "estandarizables", que aporten valor añadido a la empresa.
Me temo que existe un porcentaje importante de la actual generación de jóvenes universitarios que probablemente no va a trabajar nunca o durante poco tiempo. Es así de duro.
Trabajadores cualificados y especializados. Los nuevos artesanos.
Y esto me lleva al punto más importante de lo que quería explicar.
Hace unos años nos decían que se había acabado aquello de "la empresa para toda la vida". Eso que muchos de nuestros padres vivieron -entrar en una empresa siendo casi unos niños y jubilarse en ésta- ya no existe. Nos "vendían" que esto era así porque los jóvenes profesionales cualificados ya no se querían comprometer. Y es cierto. Pero no es menos cierto que las propias empresas no desean tampoco "trabajadores para toda la vida".
La desaparición de los puestos de trabajo tradicionales, de jornada de 8 horas en un puesto fijo, nos está llevando poco a poco hacia una nueva casta de profesionales que ofrecen sus servicios especializados a las empresas. Estamos hablando de personas con conocimientos formales y experiencia que permiten a las empresas disponer de sus servicios bajo demanda, en función de las necesidades de cada momento.
Podríamos hacer una analogía entre éstos y los antiguos artesanos, sólo que en lugar de modelar el barro o tallar la madera trabajan con la mente y la tecnología.
Esta tendencia se verá reforzada por las nuevas leyes de "apoyo al emprendedor y las micro-PYME" que se están gestando tras la crisis en todo el mundo desarrollado. En mi opinión éstas son una forma por parte de los gobiernos de desentenderse de una gran parte de los trabajadores. Lo que nos están diciendo en realidad es que los paradigmas económicos habituales han dejado de funcionar, así que tendrás que buscarte la vida (nunca mejor dicho) para generar tu propia economía.
¿Te parece que exagero? Pues piensa lo siguiente con detenimiento y mente abierta: si eres un trabajador de cuello blanco en el paro aspirando a un puesto de cierta responsabilidad (mando intermedio o superior) ¿qué te resultaría más fácil ahora mismo: encontrar un puesto de 40 horas a la semana en una empresa o vender tus servicios a varias empresas?.
Saca tus propias conclusiones.
Búscate la vida...
La moraleja o consejo que podemos extraer de todo esto es que si quieres asegurar un mínimo tu futuro debes formarte continuamente, especializarte y generar valor añadido.
Además muchos buenos profesionales acabarán trabajando por si mismos, ofreciendo sus servicios a varias empresas en lugar de trabajar para una sola. Desde que empezó esta metamorfosis lenta de la sociedad con el pistoletazo de salida llamado "crisis", personalmente ya he visto muchos (pero muchos) casos a mi alrededor. Parece algo imparable.
Y no confíes en las medidas del gobierno para volver a la organización del trabajo tradicional: las leyes de apoyo a emprendedores son su forma de lavarse las manos frente a su incapacidad de hacer volver ese modelo.
Así que pregúntate qué tienes que ofrecer que se pueda vender por horas, que no sea puramente operativo (o sea, del día día) ni replicable, y que una empresa quiera pagar porque le es necesario o le va a aportar valor. Búscalo, aprende a explotarlo y te asegurarás un futuro.
Si tienes que buscar trabajo, en lugar de enviar curriculums y esperar a que te llamen para una entrevista y un puesto de 8 horas en una empresa, piensa si tu experiencia y aptitudes pueden ser empaquetadas como un producto. Al igual que si fueras una empresa, envuélvelo con un bonito lazo e intenta venderlo, conseguir unos cuantos clientes. Piensa más en clientes que en empleadores y tendrás más oportunidades.
Y una vez que se acostumbren veremos que para muchos será la mejor decisión que han tomado.
¡Ah! y cuando empieces hazte un buen seguro por si caes enfermo, pues el freelance cuando no trabaja no cobra. Son nuevos tiempos más inseguros.
Nadie ha dicho que esto sea justo o que vaya a ser fácil. Pero nos guste o no el mundo va a ir por ahí con una alta probabilidad.