Innovación con sentido social: lo que no vale aquí puede que valga allí
Cuando pensamos en innovación, por regla general nuestra cabeza enseguida se llena con imágenes de alta tecnología: microchips, genética, materiales milagrosos... y ensoñaciones acerca de mundos digitales. Por desgracia otros visualizan el símbolo del euro pensando en las subvenciones 😉 pero eso es otra historia... Sin embargo la innovación puede ser algo mucho más prosaico, para nada relacionado con las últimas tendencias en la técnica.
De hecho una de las cosas que se deben hacer al tratar de innovar es, como dicen los anglosajones, "think out of the box", es decir, ir más allá de las aparentes restricciones de nuestro entorno para que se nos ocurran soluciones a problemas de maneras insospechadas... o lo que es más interesante, incluso para problemas que jamás hubiésemos pensado que existían.
Y "pensar fuera de la caja" implica muchas veces aplicar soluciones a cuestiones que se encuentran mucho más lejos que donde nosotros estamos.
Imaginemos que a un iluminado de una escuela de diseño industrial se le ocurre crear un envase para agua al que le coloca un agujero en el centro por que lo hace mucho más "cool". Sería algo así:
No tiene asas para llevarlo, aunque se puede apilar muy bien. Si esto lo ponemos en un supermercado la empresa de aguas se arruinaría: nadie se levaría nada tan incómodo a casa, salvo quizá un profesional que los compre a granel para un negocio de hostelería.
Sin embargo precisamente este diseño ha salvado millones de vidas en el tercer mundo desde que apareció en 1993.
Algo tan sencillo en apariencia y una idea absurda en nuestro acomodado mundo occidental es innovación en estado puro cuando se aplica en otra parte. ¿Cómo es posible?. Mira la siguiente imagen y lo entenderás:
En efecto: este invento llamado Q Drum, con ayuda de una cuerda, permite **transportar 50 litros de agua potable a las pequeñas aldeas africanas **que habitualmente se encuentran a varios kilómetros de distancia de los puntos en los que hay pozos en condiciones. Incluso los niños pueden ayudar en el transporte. Esto significa alejar de estos poblados el cólera o la disentería, por no mencionar la simple muerte por deshidratación.
Lo fabrican en equipo dos empresas sudafricanas. Una crea el plástico especial (polietileno lineal de baja densidad) y la otra lo moldea para obtener el producto. Se pueden apilar hasta 40 de ellos para almacenarlos, y son muy resistentes pudiendo soportar años de ser arrastrados de un sitio a otro.
Es sencillamente genial y efectivo, y un ejemplo de que la innovación no siempre tiene que venir de los grandes alardes tecnológicos.
Es más: este tipo de innovación tiene un impacto mayor en el mundo que las virguerías tecnológicas que estamos acostumbrados a ver por estas latitudes y que suponen siempre una "revolución". No debemos olvidar que el 90% de la población mundial (más de 5.000 millones de personas) no tiene acceso a las cuestiones más básicas y las innovaciones con carácter social, como Q Drum, pueden suponer una diferencia.
Te recomiendo que le eches un vistazo a la exposición "Design for the other 90%" del Museo de Diseño Cooper-Hewitt de Nueva York. En ésta se muestran otros muchos ejemplos de diseños/innovaciones similares a esta con una componente social y gran impacto en el mundo aunque aquí no se conozcan. Las hay en las áreas de cobijo, salud, agua (entre las que está el Q Drum), educación, energía y transporte.
A mi todo esto me da mucho que pensar... ¿y a ti?