Piloto automático intelectual: el riesgo de atrofiarse con la IA
La inteligencia artificial nos da velocidad, pero ¿nos quita profundidad? En este breve post reflexiono sobre lo que perdemos cuando dejamos que la IA piense por nosotros, sin hacer de menos su innegable utilidad.

Este breve artículo de Dustin Curtis refleja de manera inquietantemente precisa lo que llevo sintiendo yo también con la IA durante los últimos 2 años y medio, desde el boom de chatGPT y la expansión brutal de esta tecnología.
Con la IA generativa actual, bien utilizada, uno se puede sentir un superhombre intelectualmente: nunca habrás aprendido tanto tan rápido sobre lo que necesitas. Pero al mismo tiempo, en tu interior, sabes que estás tomando un atajo tramposo. Que lo que aprendes es funcional y productivo para tu necesidad del momento, pero es un aprendizaje industrializado, efímero, sin profundidad, de menor calidad... Te da hechos, pero no conocimiento.
Y es que el verdadero aprendizaje requiere leer, investigar, seguir la pista de lo que buscas por diferentes derroteros, hacer cosas, frustrarte un poco, pararte a pensar, reflexionar, volver atrás, interiorizar lo que has aprendido... Eso hace que ese conocimiento perdure y que no te pierdas los detalles importantes.
El aprendizaje basado en IA generativa es rápido, directo, productivo, efectivo para el aquí y el ahora... Pero incompleto, superficial, efímero e impersonal.
Con esto no rechazo ni denuesto a la IA ni a este tipo de aprendizaje rápido y superficial. Tiene sus aplicaciones, es útil y te puede ayudar en el trabajo.
Pero sí quiero reivindicar el valor de otro tipo de aprendizaje, que es el que deberíamos reservar para las cuestiones importantes. Un aprendizaje que es verdaderamente transformador y que va a perdurar en nosotros.
En definitiva, e independientemente de lo que hagamos con ella, creo que el consejo más importante sobre la IA generativa que debemos tener siempre en mente es:
Nunca te abandones al piloto automático
Y es que la IA generativa hace todo tan fácil y tan bien aparentemente (aprender, programar, escribir, analizar....) que bajamos la guardia enseguida. Es inevitable. Y sí: nos puede ayudar muchísimo y darnos superpoderes. Pero si te fías demasiado y vuelas muy alto quizá se te derritan las alas.
El peligro de atrofiarnos con su uso es muy real. Y si la has utilizado en serio seguro que has tenido tus momentos de epifanía al respecto. Y si no te has dado cuenta aún, tienes un grave problema.