El auge de las discapacidades en universidades de élite: ¿Fraude o cambio de identidad?
El auge de las solicitudes de adaptaciones por discapacidad en universidades de élite ¿refleja un cambio de identidad o una estrategia para evitar el fracaso académico?
Me ha fascinado este artículo sobre educación en las Universidades de élite de EEUU, y sus lecturas sociológicas. El resumen sería que la élite está usando las discapacidades como escudo contra el fracaso. Me parece muy fuerte.
Al parecer, el porcentaje de estudiantes que solicitan adaptaciones académicas por discapacidad en universidades de prestigio como Stanford (38%), Amherst (34%), Brown y Harvard (20%) ha explotado. La mayoría de estas solicitudes se basan en condiciones de salud mental y neurodesarrollo, como ansiedad, depresión y TDAH (trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad).
¿Cuál es la razón de este aumento tan espectacular? La explicación más plausible es que los estudiantes de estas universidades, que suelen provenir de entornos privilegiados y competitivos, están utilizando los diagnósticos de discapacidad como una forma de protegerse contra el estrés académico y las expectativas elevadas que se tiene de ellos.
Al aceptarles esas condiciones, se les proporcionan una serie de "adaptaciones". Se trata de ventajas frente a otros estudiantes que no tienen esos problemas, como por ejemplo más tiempo en los exámenes, flexibilidad en la asistencia, posibilidad de hacer exámenes en salas separadas con menos distracciones... La idea es compensar barreras, no dar ventajas injustas, claro.
Pero, lo primero que choca es que, ¿es lógico que las universidades más selectivas de EEUU (y del mundo), que a priori exigen un rendimiento cognitivo excepcional, tengan una proporción tan alta de estudiantes con dificultades de aprendizaje? Yo no lo creo.
La teoría predominante es que estos estudiantes a priori talentosos, al enfrentarse a la dificultad académica por primera vez, buscan un diagnóstico para evitar malas notas. Según muchos profesores, la mayoría de los estudiantes que solicitan adaptaciones no son aquellos con problemas reales, sino "chicos ricos que consiguen tiempo extra en los exámenes".
Como contraste, en las universidades "menos selectivas", como los community colleges, las tasas de estudiantes con adaptaciones son mucho más bajas (solo 3-4%).
La laxitud en la definición de condiciones como el TDAH en manuales como el DSM (el manual de diagnóstico psiquiátrico) ha facilitado que cualquier signo de lucha académica se interprete como un trastorno. La cultura online, especialmente en plataformas como TikTok, contribuye a esto al pintar un cuadro muy amplio de estas condiciones, llevando a los jóvenes a identificarse con ellas como un marcador de identidad.
Esta tendencia refleja una profunda aversión al riesgo en la juventud de clase media-alta. Lo que antes se consideraba una dificultad normal al pasar a la universidad (procrastinación, dificultad para concentrarse...) ahora se etiqueta como una condición médica.
Las adaptaciones académicas se convierten así en una protección contra el fracaso y la autocrítica.
La búsqueda de un diagnóstico como identidad, en lugar de como una necesidad médica (un clásico sociológico a todos los niveles, no solo este), está redefiniendo lo que significa ser "neurotípico" y, está socavando el crecimiento intelectual de una generación.
Es una forma de "trampa doble": injusta para otros estudiantes y, peor aún, una manera de autoengañarse, ya que al evitar el desarrollo de habilidades como la gestión del tiempo o la superación de la ansiedad, estos estudiantes se vuelven menos capaces de afrontar los desafíos de la vida adulta.
¿Hacia donde caminamos? 🤦🏻♂️


