Tinder o cómo triunfar sacando partido a lo superficial
Últimamente hay una app móvil que me está llamando mucho la atención, no por su utilidad o innovación, sino por el modelo de funcionamiento que han elegido para desarrollarla y hacerla triunfar.
Se trata de Tinder, una app para iPhone y Android lanzada en septiembre de 2012, y que en menos de un año de vida está arrasando en EEUU y seguro que la veremos pronto por aquí. Tinder en inglés significa "yesca" o el acelerante que se usa para prender fuego en las barbacoas. Y eso tiene mucho que ver con su objetivo.
Antes de decir para qué sirve, algo que precisa un análisis más profundo de lo que parece, primero voy a explicar su funcionamiento.
La mecánica de Tinder
Descargas la aplicación. Al acceder te pide que te autentiques usando tu cuenta de Facebook (que es obligatoria para poder usar el servicio), y le concedes acceso a tus datos básicos y a tus fotografías. A partir de ese momento la app te empieza mostrar fotografías de usuarios de la aplicación solteros que están en la misma zona geográfica que tú, en 1 km a la redonda, según tus preferencias sexuales en Facebook (si eres heterosexual te muestra personas del sexo opuesto heterosexuales, y si eres homosexual, personas del mismo sexo homosexuales). La idea es encontrar personas que te gustan y que están cerca.
Hasta aquí podría parecer igual que cualquier aplicación de búsqueda de ligues y pareja. La diferencia es que Tinder lo único que te muestra sobre la otra persona es su foto de perfil de Facebook:
La "gracia" de la app es que, para cada persona que se te presenta debes decidir si te gusta o no basándote en su fotografía*. Cuando indicas que te gusta un usuario, si en otra ocasión éste ha dicho también que le gustas tú, tenéis la oportunidad de abrir un chat para que hablar y poneros en contacto. Es decir, junta a las personas que previamente han manifestado que se gustan, y además la única forma de comunicarse es si se da esta condición. Esta característica está enfocada sobre todo a las mujeres, que reducen así el número de mensajes que reciben de hombres que no les interesan en absoluto.
*Si lo deseas puedes ver algún detalle básico más sobre la persona pulsando el icono de información (un par de líneas de su perfil, amigos comunes y algunas fotos más), pero en esencia -y es lo que se fomenta- valoras a las personas por su aspecto exclusivamente.
Un detalle adicional muy inteligente que hace que Tinder sea más adictiva todavía es que para descartar a un candidato lo único que tienes que hacer es deslizar la foto con el dedo (hacer un"swipe" par pasar al siguiente). Se trata de un gran acierto de los desarrolladores ya que este gesto tan simple, como de desdén, hace que sea rápido e incluso más "físico" o literal el hecho deshacerte de alguien que no te gusta.
Parece una tontería, pero el efecto que consigue es impresionante. Veamos por qué está triunfando.
Arrasando con solo unos meses de vida
En su primer año de vida Tinder se ha convertido en todo un fenómeno de masas en EEUU. Es híper-popular en las zonas urbanas de grandes ciudades y especialmente en campus universitarios. Aunque no proporcionan datos de número de usuarios, las demás cifras que facilita la empresa son apabullantes: los usuarios han valorado más de 13.000 millones de fotos (3.000 millones el pasado mes de agosto tan solo) y se producen alrededor de 2 millones de coincidencias al día.
Su éxito radica en que permite hacer sin tapujos lo que mucha gente hace en la vida real: ojear al personal pensando, este/a me gusta, este/a no, con la ventaja de saber inmediatamente si los primeros te corresponden. Pero quedarse ahí sería un error. Hay varias cosas interesantes relacionadas con esto:
Le proporciona a la gente una información (superficial pero) muy valiosa: les dice, del conjunto de la gente les gusta, quiénes son los que también les corresponden. Piensa un minuto en eso y qué hubieras hecho con esa información a los 20 años o incluso ahora 😉
Cada vez que recibes información de que le gustas a alguien (no algo que tú haces o publicas, como en Facebook o Twitter, sino TÚ directamente) es un subidón de dopamina que engancha, más que cualquier otra red social.
La forma de desestimar a alguien, deslizando el dedo, es más adictiva todavía que si pulsaras un simple botón, pues el gesto se relaciona con una acción física, y sube la sensación de "poder".
Al mismo tiempo no sientes rechazo, ya que las fotos se muestran aleatoriamente y si no le gustas a alguien es quizá porque no le han mostrado tu foto (nunca lo sabrás).
Se ha convertido en una actividad social. Los grupos de amigos y amigas se juntan para hacer las valoraciones juntos y echarse unas risas, pasándose el teléfono.
Con todo esto, Tinder no es en realidad una aplicación de citas, parejas o ligues, sino que es un juego con un componente social adictivo. La propia empresa reconoce que el objetivo principal de la gente no suelen ser las citas, sino esa adicción que produce juzgar a los demás rápidamente de manera superficial.
Terrible.
El plan de marketing es parte de su éxito. Iniciaron su andadura con universitarios entre 18 y 22 años, nativos digitales híper-conectados que sabían que estarían abiertos a algo así. Metieron a todos sus amigos, se fueron a las fiestas de las Universidades mejor valoradas por Playboy (como lo oyes, ese ranking existe) a convencer a los chicos y chicas más populares para anotarse. Con esto consiguieron la masa crítica apropiada, y poco a poco se fue corriendo la voz. Ahora los jovenzuelos son ya menos de un 60% de su audiencia, y gentes de todas las edades usan diariamente la app, entrando una media de 11 veces al día durante 7 minutos cada vez (¡eso es 1 hora y cuarto de media diaria dedicada a esta app!).
Modelo de negocio
Actualización 2015: aunque Tinder salió en 2013 sin modelo de negocio, hoy en día lo tienen ya muy claro.
Y esta es otra particularidad de Tinder: no tienen modelo de negocio. No ganan dinero y no les importa. ¿Donde está el truco?
El truco es que Tinder es una empresa surgida del laboratorio de InterActive Corp (IAC), y que les pertenece en su mayor parte (a excepción de un pequeño porcentaje para su CEO). IAC es una enorme empresa de Internet en Nueva York con más de 50 marcas on-line muy conocidas, como Ask.com, About.com, DailyBurn, Dictionary.com o Vimeo. Y ¿de qué más es dueño IAC? Pues nada más y nada menos que son dueños de Match.com, Meetic y OKCupid, los tres principales sitios de emparejamiento de Internet en el mundo entero. Su filosofía es que cuanta más gente use este servicio tan popular más usuarios van a tener en el futuro para sus otros sitios. Así de simple.
Lecciones que podemos extraer
Mi opinión personal es que Tinder es una aplicación superficial y sin interés técnico. Si me hubiera llegado su plan de negocio para evaluar en Redinvest, probablemente la habría desestimado rápidamente. Hubiera sido un grave error.
De acuerdo, es superficial, pero demuestra cómo se puede triunfar en los medios más modernos usando la psicología más básica de las personas, la que se encuentra ahí, subyacente, y no cambia con los tiempos pero que la tecnología puede potenciar mucho. Esa es la primera lección: trata de satisfacer con tu startup una necesidad del público, analizando lo que verdaderamente motiva a la gente en cada ámbito.
La segunda es que un plan de marketing bien planteado y ejecutado puede hacer más por tu negocio que las virguerías tecnológicas o las grandes innovaciones. Al final, la mayor parte de las veces, triunfan las cosas tontas y sencillas que todo el mundo puede entender y usar. Y hay muchos ejemplos, A veces son tontas de verdad, pero otras veces sólo tienen la apariencia de serlo. Pero eso ya es tema para otro debate.
A mi me ha dado mucho que pensar…