La importancia de fracasar
El éxito o fracaso de un nuevo proyecto depende, claro está, de multitud de factores. Sin embargo, como ejercicio de reflexión tratemos de eliminar la mayoría de éstos y reducirlos a uno solo: la existencia de éxitos o fracasos previos del promotor de la empresa.
Imaginemos pues que vamos a invertir en una nueva empresa, y que en igualdad de condiciones (proyecto atractivo, personas dignas de confianza...) tenemos **tres opciones **con tres distintos tipos de emprendedor:
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- Un nuevo emprendedor, que va a montar su primer negocio, con gran empuje e ilusión.
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- Un emprendedor con éxito: que ya ha creado alguna empresa anteriormente y no ha sufrido nunca un gran fracaso. Le ha ido siempre bien en la vida.
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- Un emprendedor que ha fracasado antes: ha tenido una empresa, la ha levantado y al final ha cometido errores que le han llevado a cerrar o al borde de ello.
¿a quién confiarías mejor tu dinero?
Pienso que la tendencia natural de cualquiera sería elegir la opción B. Al fin y al cabo alguien con éxitos previos parece que podrá hacerlo mejor que alguien sin experiencia y desde luego mejor que alguien que ya ha hundido una empresa ¿no?
No.
O al menos no siempre.
Un fracaso puede ser un tesoro
Un emprendedor que siempre ha tenido éxito puede que sea una persona extremadamente inteligente y hábil para los negocios. Pero también puede haber sido la confluencia de factores positivos. En cualquier caso, cuando todo ha ido siempre sobre ruedas es difícil aprender. Un niño aprende cayéndose al suelo. Del mismo modo, un emprendedor aprende tropezando y levantándose.
Así, un emprendedor al que le ha ido mal o que ha tenido grandes dificultades seguramente podrá aportar más "savoir-faire", mayor resiliencia y capacidad de anticipación, que uno al que todo siempre le ha ido bien. Y desde luego más que uno que no ha tenido experiencia alguna. Eso, claro está, si es una persona capaz de aprender de sus fracasos, algo que no todo el mundo puede decir.
En el caso de los emprendedores una primera experiencia que sale mal acaba en muchos casos con su trayectoria empresarial. Y más teniendo en cuenta que en nuestro país, al contrario que en la cultura anglosajona, una empresa fallida se ve casi siempre como un gran fracaso. Muchas veces puede incluso suponer una especie de estigma social para el emprendedor. Desde luego no se le suele ver como la persona que levanta admiración por que lo intentó, puso todo su empeño en ello y al final por desgracia le salió mal.
En los libros de empresa siempre se habla de los casos de éxito, pero muy pocas veces de los casos de fracaso. Y en mi opinión son estos últimos los más interesantes y de los que más enseñanzas podemos extraer. Sobre todo si gestionamos una PYME, muchas de las grandes técnicas hacia el éxito que nos explican los libros no son aplicables y debes aprender en el duro día a día.
Quiero reivindicar desde aquí el papel del emprendedor que fracasa y no se rinde, y que además aprovecha sus fracasos (grandes y pequeños) para aprender de ellos, mejorar y seguir adelante.
Dejo para la reflexión dos grandes frases relacionadas con este concepto y que me gusta tener presentes:
*Experience is not what happens to a man. It is what a man does with what happens to him. *
Aldous Huxley
*"El triunfo no está en vencer siempre, sino en nunca desanimarse" *
Napoleón Bonaparte
Nota: la primera cita la he dejado en inglés porque pienso que la traducción pierde bastante fuerza
Fotografía de libre distribución por Kakisky