It takes a generation
El influyente antropólogo Edward Burnett Tylor definió La Cultura como:
Ese todo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, las leyes, la moral, las costumbres... y todas aquellas capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad.
La Cultura se divide entre lo que denominamos "cultura material" y "cultura inmaterial". La primera incluye todas las cosas físicas que el hombre produce y a las que les asigna un significado: arquitectura, comida, libros, máquinas, tecnología, y la manera de ver la naturaleza y otros objetos físicos no creados por el hombre. La cultura inmaterial, por el contrario, la forman las creaciones y las ideas abstractas compartidas por los miembros de una sociedad: la ética y la moral, los roles sociales, la filosofía, las creencias, las costumbres...
La cultura inmaterial suele ir siempre por detrás de la material, es decir, toda innovación tecnológica de calado siempre va por delante de la sociedad en general. Es lo que se denomina "retardo cultural", y se refiere al tiempo que necesita la sociedad en adaptarse verdaderamente a los cambios tecnológicos, debido a la inercia cultural, la educación, las situaciones socio-familiares, etc...
Esta semana hemos tenido una situación surrealista en la empresa con un pre-cliente, que me ha hecho reflexionar de nuevo sobre este concepto. Aunque lo cierto es que veo muchas más pruebas de ello a menudo.
Tome usted su smartphone y bienvenido a la sociedad de la información
Yo soy de los que piensa que el determinismo tecnológico es una teoría correcta, al menos en los últimos siglos.
En un resumen muy breve, esta corriente de pensamiento formulada por primera vez de manera académica por Karl Marx, presume que los avances tecnológicos y las innovaciones de calado influyen de manera determinante en la estructura social y los valores culturales. Desde el fuego o la agricultura, hasta Internet, pasando por las máquina de vapor, la electricidad, las vacunas o las fábricas, la tecnología ha influido de manera determinante en la sociedad y en la cultura.
Pero por regla general los cambios que han producido estas revoluciones tecnológicas han necesitado una generación por lo menos para que la sociedad realmente los pudiera asumir y adaptarse a ellos.
Este desacoplamiento es evidente: la tecnología tiende a avanzar a toda velocidad, pero por el contrario la sociedad (la cultura no-material) tiene una inercia que provoca una resistencia al cambio y una tendencia a permanecer como está.
Evidentemente en algunos casos este retardo genera implicaciones éticas, sociológicas e incluso filosóficas muy grandes. Pensemos por ejemplo en la investigación con células madre o los alimentos modificados genéticamente.
No obstante yo me estoy refiriendo a cuestiones mucho más prosaicas, relativas a costumbres sociales y al uso apropiado de la tecnología.
Mi tesis es que el hecho de que todo el mundo hoy en día tenga un smartphone en el bolsillo o utilice un ordenador, no quiere decir que realmente se hayan adaptado a la sociedad de la información. Eso requiere un cambio cultural y sociológico mucho más profundo, y se necesitará probablemente una generación para conseguirlo.
Por ello, hablar de "penetración de la tecnología en la sociedad" o medir el progreso en "número de líneas de Internet por cada 100 habitantes", es una falacia que -seguramente sin mala intención o al menos sin pensar en su verdadero significado- se nos ofrece desde los medios de comunicación y los estamentos políticos. Como si el mero hecho de disponer de acceso a un avance tecnológico significase que realmente éste haya sido adoptado, comprendido e interiorizado.
No nos dejemos cegar por las luces de las pantallas. todavía queda mucho camino que recorrer.