El límite de endeudamiento y otras utopías

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
El límite de endeudamiento y otras utopías

Los británicos, con cierto tono despectivo, denominan a las personas de clase social media pero con educación superior como "chattering classes"  ("clase charlatana" en castellano). El motivo es que "they have an opinion about everything under the sun", o sea, que se permiten opinar sobre cualquier cosa, aunque muchas veces no tengan la menor idea de aquello sobre lo que hablan.

En esta ocasión yo voy a actuar de "chattering class" también al hablar de un tema del que -reconozco que- no tengo más conocimiento que el que dicta mi sentido común. Sin embargo, harto de oír valoraciones partidistas y demagógicas todo el tiempo me apetece, por una vez, salirme del tiesto y dar mi opinión infundada, basada sólo en la lógica. Se me escapan los entresijos de cómo funcionan los centros de poder y los razonamientos enfermizos de la política y la burocracia, así  que sólo entiendo como deberían funcionar en un mundo racional.

Sé que me adentro en aguas procelosas por toda la carga política que tiene el asunto, pero...

...avisados  quedáis y pido disculpas de antemano si digo algo incorrecto o ingenuo por desconocimiento o meto el dedo en algún ojo.

Endeudarnos sin fin: sí o no

Según entiendo la polémica de estos días gira en torno al cambio de la constitución para incluir un nuevo artículo -el 135- que limitará la tasa máxima de endeudamiento que puede tener el país, las comunidades autónomas y demás instituciones. La idea es que con este nuevo artículo no podremos endeudarnos ilimitadamente y gracias a ello en el medio plazo los presupuestos del Estado estén atados a la realidad y equilibrados.

Prohibido

Algunos se llevan las manos a la cabeza porque dicen que el efecto que eso va a tener es que se recortarán los presupuestos dedicados a políticas sociales, educación y sanidad. Y lo peor del asunto es que creo que tendrán razón sin realmente llevarla.

Y pienso que **van a tener razón por la estulticia y el cortoplacismo **que van aparejados generalmente con los que nos dirigen. Lo apoyaré en dos hechos (creo que) incontestables:

1.- Que la constitución incorpore este artículo no significa nada, y menos en su actual forma que lo deja todo en manos de una Ley Orgánica posterior, según indican los que entienden de verdad de estas cosas. Pero es que la constitución también dice en su artículo 47 concretamente esto:

"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación."

y en el 14 que "los españoles somos iguales ante la ley", y un montón de artículos bienintencionados más que el Estado es el primero en incumplir. Así que este nuevo añadido no implicará absolutamente nada en la práctica, excepto quizá...

2.- ...que servirá como excusa para recortar en lo que interese políticamente: cuando haya recortes y privatizaciones impopulares en servicios fundamentales que irán a parar a manos de empresas privadas, con toda seguridad veremos a los políticos enarbolar la constitución para justificar los cambios. Sin embargo para gastar en cosas inútiles pero que pueden traerles réditos políticos a corto plazo -por ejemplo, un aeropuerto que nadie usa- (no te pierdas el link anterior), ahí sí que se justificará el gasto como un bien para la comunidad. Aún hoy mismo he leído en la prensa local como el líder de un partido político nacional hinchaba pecho prometiendo ante sus simpatizantes traer el AVE, pero sin aportar ni una sola idea práctica sobre política económica para el país. Así que por ahí seguirán yendo los tiros en el futuro. Y esto es así sea cual sea el partido que venza las elecciones. Debemos tenerlo claro.

Y si no me crees haz memoria sobre qué hicieron los partidos gobernantes en todas las ciudades de España los meses previos a las elecciones municipales el pasado mes de mayo: obras,obras y más obras para "embellecer las calles". En plena crisis. ¿Interés general? No lo creo.

Eppur si muove

Y sin embargo soy de la opinión de que los detractores de la norma, aún teniendo razón en el resultado, no llevan razón en el concepto. Aunque parezca una contradicción.

Creo que **regular el límite máximo de endeudamiento es una muy buena **idea si se llegara a cumplir de verdad. En mi opinión el principal problema del que adolecen la mayoría de los que están en contacto con las instituciones (políticos, funcionarios, burócratas, altos cargos...) es que piensan que el dinero público es ilimitado y además no es de nadie. Cuando la realidad es que ninguna de las dos cosas es cierta. El dinero público es de todos, y además tiene un límite claro derivado de los ingresos del Estado. Cuando se llega a ese límite hay que endeudarse.

No hay que ser doctor en economía para saber esto. Cualquiera que maneje el dinero de su casa es consciente de ello. Si gano 1.000€ al mes y gasto 1.200€/mes, entonces a medio-largo plazo estoy fastidiado. Si "tengo" que comprar una vivienda pediré una hipoteca pues no me queda más remedio ante la magnitud de la inversión, pero tengo que pedir una que me pueda permitir pagar con ciertas garantías en el futuro.

Nota: pongo "tengo" entre comillas en el párrafo anterior porque no creo que sea obligatorio hacerlo, como parece a veces que ocurre en este país. Yo he alquilado toda la vida y bien feliz que estoy, a pesar de que algunos en los "buenos tiempos" me hayan llamado hasta imbécil por no comprar.

En el caso del Estado, la mayor parte de las veces se gasta sin ton ni son, y sin importar desviaciones brutales de los presupuestos que encarecen las grandes obras civiles en cientos de millones, precisamente por que el dinero parece ilimitado y que no es de nadie.

Si hubiese un límite razonable Y SE CUMPLIESE, la economía iría mucho mejor a largo plazo y tendríamos más libertad como país, pues no dependeríamos tanto de las presiones externas de los que nos prestan.

¿Significaría esto que habría que recortar en gastos sociales, sanidad, etc...? En mi opinión no, en absoluto. A lo mejor no tendríamos un aeropuerto pegadito a casa, ni tanta televisión autonómica para mayor gloria del gobernante de turno, ni tantas subvenciones mal dadas promoviendo la riqueza de algunos caraduras, ni algunos complejos monumentales... Pero no habría que recortar en lo esencial.

Lo que debería forzar este límite es que los que gestionan el dinero público lo usasen con mayor eficiencia y sentido común, pensando en el bienestar de la sociedad y no en los votos y en las siguientes elecciones.

Hay ciertas cosas irrenunciables: protección social, sanidad, comunicaciones... Sobre todo, para mi, la sanidad pública y universal de calidad. Me parece increíble que se gasten cientos de millones en quirófanos y aparatos diagnósticos de última generación y éstos no estén trabajando las 24 horas. Esto es como los aviones o los barcos: que no pueden estar parados pues hay que amortizarlos. En este caso es lo mismo: no gastar es estar perdiendo dinero.

Una vez cubierto lo esencial es hora de plantear el resto de cosas racionalmente. Esta vez con el límite del endeudamiento en la cabeza y gestionando cada proyecto como si el dinero fuera propio, buscando un equilibrio entre la calidad, la utilidad y el dinero invertido. Usando en algunos casos fórmulas de financiación creativas (como concesiones, por ejemplo) que ayuden a pagar las costas.

Sí, lo sé, esto se parece bastante a una tecnocracia. Y estoy de acuerdo con esa tesis en el sentido de que las decisiones se tomen en base a análisis racionales y técnicos.  Sin embargo, no pienso que todas las decisiones deban tomarse en relación a la rentabilidad. En absoluto. Una Nación no es una empresa, y hay servicios que deben mantenerse aún no siendo rentables económicamente. Si no el correo, el teléfono o el tren no llegarían jamás a ciertos lugares, por ejemplo. Si dejásemos todo en manos de las empresas privadas sería lo que ocurriría. Así que el estado debe hacer operaciones deficitarias, pero ello no está reñido con la eficiencia y la economía.

En resumen

Este tema daría para horas de disertación y discusión, y no pretendo aburrir más al que lo haya leído entero. Sólo quería ordenar un poco mis opiniones al respecto y de paso abrir un poco el debate.

Mi resumen de ideas clave sería pues el siguiente:

  • **El limite **que van a poner en la Constitución no va a servir de nada, ni internamente ni de cara a la galería.
  • Los que están en desacuerdo no tienen razón en el concepto pero sí la tendrán en la práctica.
  • Si lográsemos avanzar un poco (lo justo) hacia una tecnocracia (o que los políticos fuesen gente más versada en gestión y menos en disertación) entonces la existencia de ese límite podría ser muy beneficiosa, y sin que tuviera que sufrir las clases desfavorecidas ni resentirse los servicios fundamentales.
  • Ahora es tarde para apretarse el cinturón. Lo que habría que hacer para reactivar la economía es gastar más. Pero no podemos porque nos hemos endeudado hasta las cejas en las pasadas décadas. Un gasto razonable y sostenido hubiera sido mucho mejor. Resultado: estamos atrapados en un círculo vicioso del que por desgracia vamos a tardar mucho en salir.

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