Modas

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
Modas

En las prisiones estadounidenses, desde finales de los '70 del siglo pasado, y durante muchos años después, se utilizaron uniformes con poca variedad de tallas que se entregaban a los reclusos al ingresar. Dado que las medidas entre tallas eran muy dispares, a una gran mayoría de los internos les quedaban grandes. Los cinturones no estaban permitidos dentro, pues podían utilizarse como armas o para suicidarse colgándose de un barrote, así que muchos de los prisioneros tenían que llevar los pantalones muy flojos, hasta el punto de que se les caían constantemente, mostrando parte del trasero y su ropa interior. Algunos de ellos tras pasar varios años en la cárcel se acostumbraban a llevar los pantalones así, y al salir seguían vistiendo sus vaqueros de esa manera. Otros aspirantes a pandillero llevaban también los pantalones de calle de esa manera para parecer más peligrosos y aparentar mayor estatus en el barrio.

A finales de los '80 y principios de los '90, el subgénero del hip-hop conocido como Gangsta Rap (ofensivo, violento, duro, misógino...) estaba en su momento de mayor popularidad. Muchos de los artistas de este estilo musical estaban involucrados en bandas urbanas peligrosas, y tenían una relación próxima con la cárcel y sus costumbres. Así que en sus vídeos y actuaciones salían con frecuencia usando el típico look carcelario de pantalones flojos caídos, mostrando parte de sus calzones. Muchos de sus fans adoptaron esa estética sin conocer la historia que había detrás.

Esta moda, lejos de morir, ha llegado hasta nuestros días, donde parece estar más en auge que nunca, y nos conduce a exabruptos como este:

Bieber-Sags-His-Pants

Claro que al inefable Justin Bieber no se le puede pedir más, pobre.

Lo malo es que esta horrenda moda está ahora por todas partes. Por ejemplo, esta foto la saqué yo mismo hace unos días en una cafetería, de manera inadvertida para el espécimen:

Pantalones-Caidos

y es la que me ha traído de nuevo la historia de los pantalones bajos, tras muchos años de haberla enterrado en el fondo de mi cerebro.

¿Por qué tengo que verle los calzones a este señor mientras estoy comiendo? Se debe de ver súper-atractivo... Este al menos no llevaba cinturón, porque en esta moda en concreto no hay cosa más absurda y contraria al espíritu inicial del asunto que llevar los pantalones por debajo del ojete con un cinturón puesto para dejarlos ahí bien sujetos. Los que ya me rompen por completo son los que ahora en verano llevan en la playa los gayumbos por debajo del bañador, dejando que asomen. Yo es que me parto.

Todos hemos sido, de un modo u otro, víctimas de la moda. Incluso los que, irónicamente, van justo de lo contrario y desprecian las cuestiones "mainstream". Todos los de cada grupo cortaditos por el mismo patrón, lo siento. Yo también, claro. En mi adolescencia, en los '80, había una gran variedad de tribus urbanas: heavies, rockers, pijos, punks, mods, siniestros... Cada década tiene más o menos sus grupos definidos. Estuve por lo menos en dos de esos grupos, según la edad que me pillara. Y también nos vestíamos de forma bastante ridícula, aunque al menos más cómoda que esos pantalones que no te dejan ni siquiera caminar bien.

Está claro que me estoy haciendo viejo. De todos modos lo que me da rabia realmente, mas que la moda en sí, es que estoy seguro de que el 95% de los que llevan el pantalón así, no tienen ni idea de que con ello están homenajeando la vida carcelaria. Me apuesto una hebilla de cinturón de Howard Wollowitz;-)

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