La peligrosa hipocresía de la prensa tradicional

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
La peligrosa hipocresía de la prensa tradicional

Chang y Eng Bunker nacieron en el Reino de Siam (ahora Tailandia) en el año 1811. Por un capricho de la naturaleza vinieron al mundo unidos a través del pecho, y a pesar de su rareza sobrevivieron en aquellos tiempos, otorgándole el nombre a lo que ahora conocemos como hermanos siameses.

Pasaron la mayor parte de su vida en circos, donde además de exhibir su particularidad física, realizaban acrobacias, números humorísticos y trucos de magia, siendo al parecer unos artistas muy talentosos.

Se asentaron en Carolina del Norte, EEUU, donde se casaron con dos hermanas y tuvieron 21 hijos (10 Chang y 11 Eng). Eran unos tipos muy inteligentes y con buena capacidad para los negocios.

Una mañana de enero de 1874, cuando contaban con 62 años de edad, Chang apareció muerto por una bronquitis que se había complicado, para horror de su hermano que sabía que a partir de ese momento su tiempo en este mundo era escaso.

Y así fue: a pesar de su excelente salud, al cabo de unas horas Eng había muerto debido a la dependencia que sufría de su hermano.

La prensa escrita y su dependencia de lo digital

La prensa escrita está muriendo una muerte lenta y agónica. Su única oportunidad está en el mundo digital, pero no encuentran la forma de ganar tanto dinero como antes. Y ahí radica su problema: que no asumen que el negocio no puede ser como el anterior, que sus ganancias se verán muy mermadas si no son capaces de adaptarse, evolucionar los modelos de negocio y conseguir ingresos por otras vías.

La prensa digital que surge de la tradicional, es el siamés Eng viendo morir a su hermano Chang y sabiendo que sus horas están contadas.

El mayor problema de las ediciones digitales de los periódicos es que no están pensados como empresas independientes que simplemente aprovechan las sinergias con sus ancianos progenitores. Deberían ser negocios diferentes, con otras vías de ingresos, otras estrategias y otras formas de hacer las cosas. La mayoría, sin embargo, son una réplica del modelo de periodismo tradicional, un simple volcado de la edición impresa.

Lo peor de todo es la prensa digital es simplemente un mal necesario para sus empresas matriz. Algo que deben tener pero que en realidad no quieren. Me imagino que el sueño húmedo de sus principales accionistas será que Internet deje de existir mañana, para poder volver a tener el control absoluto de la información y la difusión, y con ello un negocio cautivo y asegurado.

Y es por ello que en su huida hacia adelante, en lugar de buscar nuevas vías para ser relevantes y rentables, han decidido usar el poder y la influencia que les queda y conseguir que en este país de pandereta e ignorancia los gobernantes les faciliten dinero a través de Decreto Ley. Y por fin han logrado que se apruebe el infame texto del anteproyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (PDF, 252KB). En él se incluye lo que popularmente se ha dado en llamar el Canon AEDE o Tasa Google, y que ha contribuido mucho a que a esta reforma se la conozca como la Ley más infame de la historia de Internet, incluso en el ámbito internacional.

No voy a entrar en detalles sobre lo que el canon implica pues ya han corrido ríos de tinta digital al respecto. Cualquiera de los dos enlaces anteriores son suficientemente ilustrativos. Pero para mi de la aprobación de este canon se deriva una de dos conclusiones:

  • La gente de AEDE es una absoluta ignorante y piden algo desconociendo por completo el medio y, lo que es peor, atacando claramente sus propios intereses a largo plazo.
  • Tanto ellos como los políticos nos están tomando el pelo una vez más intentando sacar provecho en base a una falacia en la que realmente no creen ni ellos mismos. Los impulsores además están actuando de manera descaradamente hipócrita.

Yo me inclino por la segunda opción. Pero lo peor es que la primera también tiene algo de verdad: hay que ser muy ignorante para no darse cuenta de que esto es pan para hoy y hambre para mañana.

Google News es un servicio gratuito, sin publicidad, que utiliza un fragmento mínimo de las noticias y, lo que es más relevante, que dirige un porcentaje muy importante del tráfico de estos periódicos digitales. Cualquiera que tenga dos dedos de frente, y más si trabaja en los medios digitales, sabe que el tráfico que envían agregadores como Google News es una parte fundamental de su negocio. Deberían desvivirse por estar ahí, es más, si me apuras, hasta deberían pagar por aparecer en este tipo de servicios... pero luego sin embargo les asestan esta puñalada.

Google podría cerrar mañana el servicio y ni se enteraría. Las publicaciones sin embargo lo notarían muchísimo. Por otro lado este canon no solo afecta a Google, sino a todos los servicios importantes, como Twitter, Facebook, Meneame, Feedly, Flipboard o Pocket, por citar los ejemplos más conocidos. El penar de algún modo el hecho de enlazar, atenta directamente contra la esencia de Internet. Es increíble. Es verdaderamente para indignarse.

Además, si tanto les perjudica, ¿cómo es que no se dan de baja de Google News y evitan aparecer ahí y, ya de paso, en los buscadores? ¿Cómo es que la mayoría, sino todos, disponen de botones para que compartas en redes sociales? Usando su misma lógica enfermiza, la propia Ley debería obligarles a quitarlos, pues están incitando a delinquir.

Hipocresía. Eso y que son como Eng Bunker: ven morir a su hermano siamés y saben que su final también está cerca. Descansen en paz. No los echaremos de menos.

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