La cultura en tu pequeña empresa y tu personalidad

Todas las organizaciones son un reflejo fiel de las personas que las dirigen. Esto es especialmente cierto en el caso de las PYME, donde un fundador o gerente es el que suele llevar la voz cantante, pero también ocurre en empresas mucho más grandes.

José M. Alarcón
José M. Alarcón
Gallego de Vigo, amante de la ciencia, la tecnología, la sociología, la música y la lectura. Ingeniero industrial y empresario. Fundador de Krasis, especialistas en e-learning. Autor de varios libros y cientos de artículos.
La cultura en tu pequeña empresa y tu personalidad

Nota: He de confesar que todo esto de la "cultura corporativa" siempre me había sonado a cuento chino de consultores que viven de hablar del sexo de los ángeles a las grandes empresas. Pero últimamente he meditado mucho sobre el tema, tanto por mi propia empresa y nuestro/mi modo de actuar, como por otras empresas con las que tenemos que trabajar y nos resulta complicado o todo lo contrario: muy fácil. Y es que al final, como en el caso de las personas, las empresas también tienen su personalidad, en la que los gerentes influimos mucho más de lo que queremos darnos cuenta.

Todas las organizaciones son un reflejo fiel de las personas que las dirigen. Esto es especialmente cierto en el caso de las PYME, donde un fundador o gerente es el que suele llevar la voz cantante, pero también ocurre en empresas mucho más grandes.

En una pequeña empresa el carácter y la personalidad de su fundador afloran en casi todo lo que se hace. No en vano es la persona encargada de definir la estrategia, qué se hace, cuándo y de qué manera, a quién se contrata y a quién se despide, establece las normas de conducta, las creencias (sean ciertas o no), la forma de tratar a las personas de la empresa y de interaccionar con las personas de fuera (clientes, proveedores)...  Todo esto es lo que conforma lo que se llama la "cultura de la empresa" o su "personalidad".

La cultura de la empresa se crea, incluso inadvertidamente, mediante muchos procesos inconscientes que se llevan a cambo a lo largo de los años y donde la influencia de los fundadores es enorme:

  1. Contratando y manteniendo a los empleados que piensan y se comportan como nosotros. Por regla general a todos nos gusta rodearnos de gente que se nos parece. Aunque no seas consciente, es algo que pesa mucho a la hora de contratar. Esto crea empresas más homogéneas y con menos variedad, al menos en los puestos de decisión y mandos intermedios, donde los rasgos de carácter son muy importantes.
  2. Las interacciones personales fuerzan mimetismo o metamorfosis. En el día a día se llevan a cabo múltiples interacciones con empleados, directivos, clientes, proveedores... y dependiendo de nuestra personalidad éstas van forzando unas determinadas maneras de actuar y de pensar. Muchas personas se adaptan por la presión del entorno, e incluso muchas de ellas se acaban por transformar de verdad.
  3. El fundador o gerente es un modelo, quiera o no. Según te comportes, según sean tus posiciones morales, según trates a las demás personas... así conseguirás que actúe la gente que trabaja para ti. Es muy difícil, por ejemplo, ser empático con otros compañeros o con un proveedor si tu jefe no lo es contigo. Si el gerente no trabaja duro es complicado que lo haga la gente que trabaja para él (aunque calienten la silla 12 horas al día: eso no es trabajar)...

Y esto ocurre también en organizaciones de tamaño más grande, con decenas o incluso centenares de empleados. Al fin y al cabo los directivos y mandos intermedios están influidos directamente por los gerentes (y en muchos casos fundadores). Sus rasgos de personalidad y carácter se transmiten hacia abajo, exactamente por las mismas tres razones que acabo de exponer para una PYME.

La cultura influye en infinidad de cosas en una organización: en que haya empresas con trabajadores felices y otras con trabajadores que solo trabajan allí porque no les queda más remedio, en que sea agradable proveer de tus servicios a algunas organizaciones y sea un infierno hacerlo para otras, e incluso en que a algunas empresas les vaya bien y otras siempre estén luchando por sobrevivir (numerosos estudios demuestran la relación directa entre cultura y éxito fracaso en empresas de todos los tamaños).

Un gerente sociópata generará una empresa sociópata, y un gerente ético y amable dirigirá una organización ética y amable. Es así de fácil. Y esto mismo se aplica a todo tipo de gamas intermedias de grises, no solo a estos casos extremos.

Si conoces al gerente de otra empresa con la que esperas colaborar y vuestros caracteres son muy diferentes y os cuesta mucho entenderos... mala señal. Aunque logréis hacer negocios juntos lo más probable es que sea un proceso doloroso y que acabe mal. Incluso aunque luego sean otras personas de ambas organizaciones las que deban entenderse en el día a día y vosotros no volváis a relacionaros. La cultura se difunde desde vosotros al resto de la empresa y seguramente será difícil que ambas organizaciones se entiendan entre ellas. Si no has tenido nunca un encontronazo cultural es porque no tienes suficientes clientes ni proveedores, o simplemente no lo has sabido identificar.

Esto es algo en lo que no solemos pensar los fundadores de PYMEs y los emprendedores. Pero nuestra forma de ser determina casi por completo cómo va a ser nuestra empresa, su pasado, su presente y su futuro. Somos como somos y ya está, pero no nos damos cuenta de que influyendo en nuestro carácter y comportamiento podemos influir en el carácter, el comportamiento y el resultado de la empresa también.

Es extremadamente difícil ser consciente de ello cada día, luchar contra nuestra forma de ser (¡es nuestra naturaleza!) y tratar de cambiar. Pero es algo sobre lo que deberíamos meditar de vez en cuando con sentido crítico, porque es más importante de lo que pensamos.

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